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Mi nombre es Luis Sellán; profesor en historia y periodista vocacional. Este es un espacio pluralista,independiente y con opinión, De politica,cultura y sociedad, un lugar donde sembrar ciudadanía.Mails y comentarios a luis.betoluis.sellan@gmail.com

domingo, 13 de marzo de 2011

“Cámpora fue un demócrata liberal”

REPORTAJE A MIGUEL BONASSO

El diputado Miguel Bonasso, quien fue secretario de prensa del ex presidente en la campaña de 1973, asegura que “el Tío” hizo una autocrítica al revisar el peronismo entre 1945-1955. Reflexiones del periodista sobre la politización de la juventud.

Será una señal de los tiempos, será el espacio político e institucional que está ocupando La Cámpora; quizá tenga que ver con el idilio entre un sector importante de la juventud y la presidenta Cristina Fernández, quien nunca ocultó su devoción por dos presidentes latinoamericanos: Héctor Cámpora y Salvador Allende. Si hasta el propio Néstor Kirchner al asumir el cargo recibió los atributos presidenciales de la familia Cámpora. Lo cierto es que la figura de Cámpora, el apellido que enarbolan por las calles los militantes de la agrupación fundada por Máximo Kirchner, se ha convertido en materia de estudio. Cámpora, “el Tío”, es tema de interés para las nuevas generaciones que se interesan en la política.
Quien más prueba puede dar de ello es un viejo allegado de Cámpora, que fue secretario de prensa durante la campaña electoral de 1973, y a quien luego acompañó en el gobierno de los 49 días con el cargo de “asesor presidencial”. Sí, Miguel Bonasso. El diputado que escribió el mejor libro sobre la presidencia de Cámpora, El Presidente que no fue, y que ahora volverá a las librerías, reeditado, por impulso de la propia editorial. “Es la curiosidad de las propias generaciones”, comenta Bonasso a Tiempo Argentino con un comprensible dejo de orgullo.
Bonasso, quien suele reconocerse como “medio cabrón” por la herencia de la sangre vasca de su madre, socialista y nacida en Euskadi, no ha perdido su perfil de polemista. Dice que Cámpora, a pesar de ser considerado un símbolo de la lealtad, había desarrollado cierta capacidad de autocrítica al revisar el período 1945-1955. “Él tuvo una visión autocrítica respecto de ciertos errores que se cometieron, como haber tratado de generar un poder hegemónico que excluía a los radicales, en el caso del rediseño de las circunscripciones electorales para las elecciones de 1951, segundo período de Perón. Y también tenía claro que en el primer peronismo se habían cometido ciertos actos de corrupción, que eran nefastos. A Cámpora no le gustaba Jorge Antonio, para decirte algo. No le gustaban los hombres de negocios vinculados a la política”, cuenta Bonasso.
El diputado asegura que esas definiciones se basan en el archivo de cartas personales entre Cámpora y Perón, como también en las charlas que mantuvo con uno de los sobrinos del “Tío”, Mario Cámpora, y con el hijo del ex presidente, Héctor Pedro, a los fines de preparar su libro. “En algún aspecto Cámpora, y no quiero que suene mal, fue un demócrata-liberal dentro del peronismo. De muy buenas intenciones. Pero un demócrata-liberal en serio, porque el término liberal en la Argentina es entendido como el liberalismo autoritario de los militares, como el liberalismo económico”, desafía Bonasso con la certeza de que está transgrediendo ciertos cánones establecidos del peronismo.
La conversación sobre Cámpora deriva inevitablemente en el kirchnerismo. El diputado vivió un proceso, quizá doloroso, de progresivo distanciamiento de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. De ser uno de los periodistas más cercanos al matrimonio pasó a ser un duro crítico en algunos temas, aunque en otros proyectos acompañó con su voto al oficialismo. Bonasso se sigue definiendo como un “amigo personal” de Kirchner y lo define como “uno de los mejores presidentes de la democracia”. Al preguntarle sobre el fenómeno de La Cámpora, marca diferencias con la juventud de los ’70, desliza alguna crítica, aunque tampoco oculta su entusiasmo por “la politización de la juventud”.
“Aquel fue un proceso de abajo hacia arriba, este es de arriba hacia abajo. Y, aparte, a las acciones de La Cámpora se les da un aire de gesta que para mí no se condice con la condición de que el kirchnerismo es gobierno, que está en el poder. No se puede presentar algo como una canción de gesta cuando no lo es. Pero todo lo que signifique que la juventud se politice, más allá de si se produce de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba, es positivo. Que la democracia se vuelva a politizar es muy importante. La política es algo demasiado serio para dejarla solamente en manos de los políticos”, arriesga el diputado, periodista en licencia y escritor, una labor en la que no tiene detractores y sí admiradores.
–¿Cómo definiría a Cámpora?
–Cámpora no se llevaba bien con los empresarios de la política. Yo recuerdo que durante el viaje para buscar a Perón, en junio de 1973, vino un obsecuente y trajo un maletín con 100 mil dólares del Banco Central: eran fondos reservados para gastar en el viaje. Y Cámpora, que era presidente, le dijo: ¿Para qué trajo eso si Franco nos va a pagar hasta el último café? así que no tiene ningún justificativo esto que usted ha hecho, devuélvalo de inmediato al Banco Central y tráigame el recibo.” Era muy estricto. Intentó construir un peronismo democrático y plural. Por algo se habla de la primavera camporista. Y no olvidemos que puso al (Esteban, hoy procurador general de la Nación) “Bebe” Righi como ministro del Interior, quien hizo ese famoso discurso a la Policía Federal, cuando dijo “señores, se acabó la tortura”.
–¿Cómo era la relación de Cámpora con la Juventud Peronista?
–Cámpora tenía diferencias con la derecha peronista pero también tenía diferencia con nosotros. Soy muy autocrítico en eso. Y tenía diferencias con nosotros porque nosotros poníamos a la revolución por encima de los valores democráticos. Hay que admitirlo. Pero Cámpora tenía una especial simpatía con la juventud. Y cuando hubo que impulsar el “Luche y vuelve” para que Perón regresara al país de su exilio en España, se encontró con que tanto la burocracia sindical como la burocracia política del PJ no querían mover un dedo. Entonces, Cámpora, se alió con la JP, que era el único sector con capacidad y disposición de movilizarse.
–¿Qué piensa del uso del nombre de Cámpora en la agrupación que cada vez tiene más espacio en los medios y en la política?
–Es legítimo. Cada cual tiene derecho de bautizar a su agrupación como se le da la gana. Yo prefiero que haya una agrupación que se llame La Cámpora y no que se llame Benito Mussolini o Jorge Rafael Videla. Ahora, también creo, y lo tendrán que reflexionar, crecer y madurar los muchachos, que las cosas no son iguales en la historia. Aquella JP que derrotó a Lanusse lo hizo de abajo para arriba. El peronismo llevaba 17 años fuera del poder. <

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