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Mi nombre es Luis Sellán; profesor en historia y periodista vocacional. Este es un espacio pluralista,independiente y con opinión, De politica,cultura y sociedad, un lugar donde sembrar ciudadanía.Mails y comentarios a luis.betoluis.sellan@gmail.com

miércoles, 13 de enero de 2016

DESDE EL MIRADOR: EL CRISTAL DE LA CENSURA(*)



POR LUIS SELLÁN

“No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”.
Voltaire



Es verdad, el Kirchnerismo no tiene mucha autoridad moral y ética para reclamar pluralidad de voces y denunciar censuras. Sobre todo a partir del inicio de su guerra personal con el grupo Clarín, que ha perdido estrepitosamente. A partir del comienzo de las hostilidades con la corpo, inició una virulenta escalada para contrarrestar lo que entendieron era la dictadura del poder mediático hegemónico. Inclusive la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, equiparó  la política llevada a cabo por la corpo con la desaparición de personas durante los años terribles de la dictadura-si uno remite a la apropiación de Papel Prensa, no está muy lejos dicha asociación-. Esta pelea incluyó: bloqueos a los talleres de Clarín, escrache a periodistas del grupo y grupos “amigos”, comparándolos con la apropiación de bebes y una fulgurante y agresiva campaña para comprar medios y sumar nuevos monopolios  con el fin de contrarrestar al gran monopolio. La ley de medios–necesaria en una sociedad democrática- fue la nave insignia más poderosa que tuvo el gobierno con el objetivo de flamear el discurso de la pluralidad de voces. Pluralidad que en verdad nunca se desarrolló en la dimensión que todos hubiéramos deseado, la ley de medios se quedó varada en la tarea de desacreditar y competir en la guerra declarada al monopolio Clarín. Mientras que programas televisivos de escraches públicos (6/7/8, Duro de domar y TVR) a todo aquel que discrepara con el relato fueron la herramienta predilecta bajo la lamentable utilización de fondos públicos. La utilización hasta el hartazgo de este recurso, se trasformó en un bumerang que terminó paradójicamente horadando la paciencia del ciudadano de clase media y, probablemente, haya sido uno de los factores decisivos en el advenimiento del macrismo al poder y la derrota del gobierno. Clarín por su parte consiguió el “pase” de su otrora enemigo declarado: Jorge Lanata, quien con su presencia en el multimedio logró ser un elemento fundamental para la derrota del Kirchnerismo. No digo que Jorge Lanata haya ganado las elecciones para Cambiemos, pero su participación en el grupo terminó por torcer el brazo de la sociedad.
El Kirchnerismo, tampoco puede rasgarse las vestiduras con la censura, fueron muchos los periodistas que fueron silenciados por la decisión oficial o de los medios “amigos” comunicacionales, quienes se enriquecieron a costa de la pauta publicitaria oficial; sino seguramente no hubieran podido desarrollarse y crecer (ficticiamente) como lo han hecho. El desplome del grupo 23 es la prueba cabal de esta situación. La lista de censurados por el Kirchnerismo fue más que extensa: para nombrar algunos podríamos recordad a Nelson Castro quien con contrato vigente en radio del Plata fue echado por la empresa electro ingeniería; vinculada a la obra pública del Kirchnerismo y que aquí en Zárate conocemos de sobra. ¿Las razones?: seguramente la política editorial. Luego cuando el empresario del juego vinculado al Kirchnerismo; Cristóbal López compro sin la adecuación que exige la propia ley de medios: el grupo Hadad (C5N-Radio 10-Blue-Infoabae, entre otros), fueron siendo echados sin mayores  explicaciones: Débora Plager, Marcelo Longobardi, Antonio Laje. Marcelo Stupenengo. También hubo reconocidos kirchneristas que fueron borrados del edén. A Eduardo Anguita lo congelaron en Radio Nacional sacándolo de la primera mañana y dandole un lugar escondido en la noche por ser un periodista con criterio ecuánime e independiente, o el bloguero  Lucas Carrasco quien por burlarse  del pasado de Amado Bodou en la UCEDE o cubrir con independencia las inundaciones  en La Plata fue echado de Radio Nacional y expulsado definitivamente del edén Kirchnerista. Además podemos recordar el caso del periodista Juan Miceli que fue echado del noticiero de la Televisión pública por hacerle una pregunta incomoda al “pendenciero” del cuervo Larroque. Podríamos recordar, para culminar, los casos del querido y ya fallecido Pepe Eliaschev; echado de Nacional o los casos de Pablo Alabarces y María Julia Oliván quienes osaron analizar en un libro el formato “escrachador” de 6/7/8. Ambos habían sido panelistas y conductora respectivamente de dicho programa y nunca más estuvieron en el mismo  y también expulsados del edén.
Unas vez llegado al poder, con la revolución de la alegría, los globos de colores y el club de las buenas ondas, el macrismo ha decidido borrar cualquier vestigio de Kirchnerismo en los medios públicos, la primera medida ha sido destruir la AFSCA, organismo que tiene una estructura y organigrama avalado por una ley; una ley mala quizás, injusta a lo mejor, modificable porsupuesto, pero aprobada por el congreso de la nación. Pregunto: ¿No debió haber sido modificado por otra ley como dice la constitución? Ha puesto al frente de toda el área de comunicación que contiene al antiguo AFSCA al dirigente radical Oscar Aguad, a quien en Córdoba le dicen el milico por su cercanía al torturador y asesino Luciano Benjamín Menéndez, amo y señor del tercer cuerpo de ejército, un hombre-Aguad-perteneciente a la más rancia derecha radical y de paso lamentable como interventor en la provincia de Corrientes durante el gobierno de la Alianza. No abrigo muchas esperanzas que con este nuevo esquema y los personajes que lo encabezan se garantice la pluralidad de voces. Al frente del INCAA, una de las mejores creaciones del Kirchnerismo, ha puesto a un hombre de Patagonik Film; es decir el grupo Clarín y todavía no se sabe bien qué pasará con la TV Pública y  Radio Nacional, pero el panorama presenta negros nubarrones en el horizonte.
El último episodio sucedido al comenzar esta semana, es el despido del periodista y relator deportivo Víctor Hugo Morales de Radio Continental; un hecho en principio ajeno a la órbita gubernamental. El periodista tras 30 años de trayectoria en la emisora donde conducía la segunda mañana y su tradicional programa deportivo Competencia fue despedido en vivo y en directo antes de comenzar su tradicional programa. Con él, se fueron su productor Martin Capasso, el periodista Matías Canillán, y parte de su equipo matinal como el humorista Adrián Stopelman y Cynthia García, una “talibán” al servicio del Kirchnerismo duro.
El despido de Víctor Hugo ha quedado en el medio de acusaciones cruzadas entre macristas y kirchneristas, el relator uruguayo; quien descubrió al Kirchnerismo recién en el 2009 tras un llamado telefónico del ex presidente Kirchner, sostiene que el despido tiene que ver con la persecución sufrida por él por parte del grupo Clarín: “Jefe auténtico del Presidente Macri”, según el parecer del periodista. No se ha caracterizado Víctor Hugo en estos tiempos en ser muy solidario con otros colegas, no lo fue en los famosos y fascistas escraches-como el que recibieron Magdalena, Fernando Bravo y Alfredo Leuco en la puerta de la radio-ni tampoco en los despidos anteriormente señalados, como el de Nelson Castro quien sí acaba de solidarizarse con su compañero de la mañana radial, al igual que María O´Donnell. Lo más lamentable del despido de Víctor Hugo, que yo creo es una voz necesaria en la radio, es fundamentalmente el hecho que el mismo  se produce en enero cuando las radios ya tienen su temporada definida y de la forma violenta en que se hizo sacándolo del aire de prepo y sin mayores explicaciones. Nadie se merece un trato así. Un profesional que con su claros oscuros, su buenos modales y educación, sus amnesias, virtudes y defectos, coherencias y contradicciones, merece el respeto debido y fundamentalmente tener voz propia en los medios.
La discusión sobre el rol de los medios y el periodismo, tanto públicos como privados, es una discusión que la democracia argentina todavía no ha resuelto por lo que es indefectiblemente una asignatura pendiente. Mientras tanto sobrevuela el fantasma de la censura, que, como alguien dijo de  la realidad, es del color del cristal con que se la mira.
(*) NOTA PUBLICADA PREVIASMENTE EN ENLACE CRITICO