Datos personales

Mi foto
Zárate, Buenos Aires, Argentina
Mi nombre es Luis Sellán; profesor en historia y periodista vocacional. Este es un espacio pluralista,independiente y con opinión, De politica,cultura y sociedad, un lugar donde sembrar ciudadanía.Mails y comentarios a luis.betoluis.sellan@gmail.com

martes, 5 de marzo de 2013

OTRA MIRADA: ¿Quiénes destruyen la educación pública?

POR: LICENCIADA ALICIA TORRES (publicada en ENLACE CRITICO)

Una y otra vez escuchamos que los “pibes”, (así suelen referirse funcionarios y gremialistas cuando hablan de los alumnos), pierden días de educación a causa de los sucesivos paros que “irresponsablemente” llevamos adelante los docentes.

¿Hasta cuándo los docentes hemos de soportar la hipocresía de funcionarios que intentan demostrar que están interesados por la educación?
Utilizan en sus discursos el demagógico “pibes” pretendiendo desde la palabra empatizar con quienes en verdad son castigados, paradójicamente, por las políticas educativas que ellos mismos implementan.
La pregunta que nos hacemos quienes ejercemos la noble tarea de enseñar desde hace ya muchos años, es ¿quiénes han sido sino los docentes los que en verdad hemos sostenido el sistema educativo absolutamente devastado por las improvisadas, erráticas y incoherentes políticas educativas?
Quienes nos responsabilizan como docentes por dejar a los “pibes” sin educación ¿son tal vez aquellos que implementaron la desastrosa Ley Federal de Educación durante el Gobierno del Dr. Duhalde en la Provincia de Bs. As?
El desconcierto ante la permanente diatriba de funcionarios, periodistas y padres de cómo los docentes somos tan perversos, inhumanos, desconsiderados con los niños y adolescentes, me provoca innumerables preguntas que quiero compartir.
¿Fuimos los docentes los que decidimos en sucesivas reformas cambiar los contenidos de los programas de estudio obligando a los docentes a dictar materias en las que no habían sido formados? (“bajó una nueva circular” nos dicen cada vez que ello ocurre)
¿Fuimos los docentes los responsables de la primarización de la educación que impuso a las Directoras de las escuelas primarias la obligación de hacerse cargo de adolescentes de 13, 14,15 años con problemáticas absolutamente distintas a las de los niños de 6 a 12 años, compartiendo recreos y hasta baños?
¿Fuimos los docentes quienes decidimos el traspaso de los establecimientos educativos de la Nación a las provincias sin los fondos necesarios para dicho traspaso?
¿Quiénes sino los docentes fuimos los que emprendimos la larga lucha de la histórica Carpa Blanca (visitada por innumerables personalidades de la cultura nacional y extranjera) en pos de la concreción del fondo de incentivo docente?
¿Están los padres al tanto de lo que sus hijos hacen cotidianamente en la escuela?, ¿controlan sus tareas?, ¿leen sus cuadernos de comunicados?, ¿se interesan por el rendimiento escolar de sus hijos acercándose a la escuela?, ¿asisten a las reuniones cuando se los convoca?, ¿se preocupan por colaborar con los docentes para ayudarlos en la difícil tarea que hoy implica enseñar? O los “depositan” como en una guardería para que nos hagamos cargo no sólo de enseñar sino también de educarlos.
¿Somos los docentes responsables de la baja calidad en los Institutos de Formación docente? O son en verdad las autoridades que implementan las políticas educativas las que debieran ocuparse de mejorar la formación docente.
¿Somos los docentes los responsables de no tener cursos de perfeccionamiento gratuitos y en servicio donde poder perfeccionarnos? O son las autoridades responsables del área educativa las que debieran garantizarlos.
¿Somos los docentes y directivos los responsables de la promoción casi automática a la que se nos somete al indicarnos que se necesita preservar la matrícula “bajando la exigencia” en las evaluaciones’?
¿Somos los docentes responsables de que no existan un resguardo frente a los serios, preocupantes y cada vez más frecuentes casos de adicciones para los que indudablemente no estamos preparados?
¿Quién contiene a los docentes frente a los recurrentes casos de violencia escolar?
Seguramente también somos responsables del estado de deterioro en que se encuentran muchos edificios escolares, sin estufas, sin pintura, con una vergonzosa asistencia de comedores escolares.
¿Seremos responsables también de la inexistencia de controles a los Consejos Escolares en el manejo de sus fondos? ¿También somos responsables de los dudosos procedimientos utilizados para evaluar a aquellos docentes que aspiran a cargos directivos?
La situación educativa es sin lugar a dudas grave. Lo preocupante es que ninguno de los que debieran hacerse cargo está en condiciones de hacerlo. ¿Por qué? Las respuestas pueden ser muchas.
Por incapacidad, porque ya han dado muestras suficientes de no saber hacerlo, porque es más fácil llevar adelante políticas de facilismo, porque se necesita un pueblo ignorante para sostener políticas demagógicas que desprecian los valores republicanos, los derechos individuales, el respeto a la Constitución.
Lo preocupante es que no estamos viendo la necesidad urgente de invertir en conocimiento pero de manera auténtica. Sólo escuchamos discursos mentirosos y vacíos de contenido.
La educación debe aggiornarse, pero ello implica esfuerzo, exigencia, calidad, igualdad de oportunidades y posibilidades. Porque ninguna sociedad puede avanzar si no entendemos que la educación no es un gasto, es una inversión a largo plazo, que no puede pensarse en términos de rédito electoral.
No nos confundamos, dejemos de ver a los docentes como los enemigos de la educación.
PADRES, PERIODISTASPOLÍTICOS:  es hora de asumir la responsabilidad que a cada uno le toca en la construcción de una sociedad más igualitaria, más justa, más democrática, más educada, más integrada a un mundo que exige cada vez mayor conocimiento.
No somos los docentes el obstáculo para lograrlo.
Muchos son los que recurren a Paulo Freire para aludir a algunos de sus pensamientos pero pocos son los que realmente están dispuestos a hacerlos realidad.
Se hace necesario abandonar el rumbo de la confrontación, de la soberbia, de la agresión, del no diálogo, del avasallamiento de los poderes del Estado por parte del Ejecutivo. Y en tal sentido es que comparto este pensamiento de Paulo Freire:
“Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión. El diálogo implica un encuentro de los hombres para la transformación del mundo, por lo que se convierte en una exigencia existencial”.