POR LUIS SELLÁN
De las Escuelas Charter al Observatorio del Conocimiento
Cuando en el año 2007 participé como candidato a Consejero Escolar
del entramado político llamado Acuerdo Cívico y Social, que permitió el
acceso de Osvaldo Cáffaro a la intendencia municipal, tuvimos-sobre todo
aquellos que estamos desde hace años en el tema educativo- el primer
encontronazo con el recién electo intendente. Esto sucedió cuando nos
enteramos que pensaba ubicar el área educativa dentro de la dirección de
producción.
La oposición férrea de quienes ya éramos consejeros electos y otros miembros del acuerdo político, logró retrasar el proyecto.
Luego pasó el tiempo, el intendente dejó el espacio para desembarcar
en el kirchnerismo y parece en este momento querer reeditarlo. Para tal
motivo ha creado una nueva área llamada, pomposa y presuntuosamente,
como Observatorio del Conocimiento y para dirigir el mismo ha designado
como encargada a la docente Silvia Fernández Zena, de origen radical con
quien el actual intendente supo tener diferencias importantes cuando se
discutió el contrato de aguas y cloacas durante la gestión Morano.
En aquella oportunidad, los concejales de Osvaldo Cáffaro, Miguel
López y Aníbal Fumaneri fueron el bastión opositor a lo que significaba
la privatización del servicio de aguas y cloacas y un negocio con
bastante feo olor, mientras que la entonces concejal Fernández
Zena-entró de la mano del dirigente radical Pablo Manca-tuvo el criterio
totalmente opuesto.
Anécdotas aparte, nuestra oposición a la asociación de educación con
producción, se debía a que nos retrotraía a la idea pergeñada durante
los noventa y comienzo del dos mil. En aquel entonces la nación le había
tirado las escuelas secundarias a las provincias durante el menemato,
bajo lo que se llamó ley federal de educación. Esto era el primer paso
de un proyecto tendiente a terminar con la escuela pública y favorecer
la privatización, un apéndice muy importante para las políticas nefastas
del neoliberalismo que realizó el menemismo y luego continuó la fugaz y
trágica Alianza.
En este contexto, se empezaba hablar de las escuelas chárter. En el
2001 la provincia de San Luis empezó a aplicar este sistema bajo la
orientación técnico pedagógico del licenciado Juan Carlos Tedesco,
intelectual de la prestigiosa cantera de FLACSO y primer ministro de
educación de Néstor Kirchner.
Para sintetizar que son estas escuelas, cuyo origen se sitúa en el
estado norteamericano de Minnesota, el estado garantiza una mínima
sustentabilidad y luego la “comunidad educativa” debe buscar los
recursos para que la escuela continúe a riesgo de ser cerrada. Es aquí
donde entran las empresas o los privados, que invertirían en el
emprendimiento educativo acorde obviamente a sus necesidades, plazos y
objetivos económicos. Esto es dejar la educación en manos del mercado, y
a la ley de la oferta y la demanda lo que traería aparejado la
existencia de una escuela para ricos y otra para pobres, abriendo aún
más ostensiblemente la brecha social.
Por eso nuestra alarma cuando se habla asociar educación con
producción, o mejor dicho mercado. Esto en principio se da a conocer en
forma atractiva, sobre todo para los padres que ven la posibilidad de un
futuro laboral auspicioso para sus hijos, que en cierta forma es
comprensible pero esconde una enorme falsedad. Una educación que se
asocia a la oferta y la demanda termina siendo productora de materias
primas, que en este caso serían nuestros pibes.
Algo así como proveer al mercado 10 mil o 20 mil manos de obra
“toyotera” producidos en serie, que una vez que la empresa no los
necesita más los descarta como scrap (se denomina así al desecho
industrial).
La educación es otra cosa, es formar individuos pensantes y personas
libres, y también es una construcción colectiva, es decir personas que
pertenecen a una sociedad, a una comunidad. La escuela debe servir para
construir personas capaces de integrarse al mundo del trabajo, es
verdad, pero, como diría Paulo Freire ésta debe formar individuos
capaces de transformar el mundo, la educación debe ser creadora, el
proceso cognoscitivo debe ser una construcción permanente, y esa
capacidad solo la da la escuela pública, con sus virtudes y debilidades,
pero nada puede superar lo qué promociona una escuela pública,
democrática e integradora.
La idea pergeñada por el ejecutivo municipal del observatorio del
conocimiento, parece estar en la misma sintonía de educación asociada al
mercado del trabajo – así se desprende de las explicaciones dadas por
los funcionarios municipales, quienes señalaron que en la sede aún en
construcción del observatorio, empresas locales tendrían su lugar de
acción y desarrollo-. Hasta ahora la primera y casi única acción tomada
fue la de designar la funcionaria a cargo, todavía los zarateños no
sabemos bien de que se trata, eso sí, sabemos que más de dos millones
del fondo educativo se habrían perdido en el éter, dicen que se usarán
para este observatorio. ¿Para qué?- nos preguntamos sin respuestas por
ahora.
FONDO EDUCATIVO
Un estudio reciente, realizado por el partido GEN, ha señalado que en
Zárate existen 132 instituciones educativas estatales repartidas en
todos los niveles. Si los más de dos millones pertenecientes al fondo
educativo se repartieran entre las mismas, les corresponderían 19.904 a
cada una de ellas- detalla el precitado estudio-, una aula nueva cuesta
aproximadamente 168.750, por lo que se deduce de este trabajo del GEN
que con esa plata se podrían haber construido nueve aulas en nuestro
distrito, como así se podrían haber derivado a baños o remodelación de
patios o salones de arte o juegos.
Por otro lado si se quisiera canalizar en el área productiva- que no
está mal obviamente-se podría hacer mediante los proyectos productivos
profesionales que se desarrollan en las escuelas técnicas de nuestro
distrito.
El ejecutivo municipal ha decidido otro camino, la de crear un
ostentoso e impredecible Observatorio del Conocimiento. Mientras que
nuestros pibes, esperan y mucho en nuestras alicaídas escuelas públicas.
Los concejales de la oposición por su parte, en “unidad”, han
aprovechado este tema para rodearle la manzana al intendente y en verdad
no abrigo muchas esperanzas ya que no veo en nuestros honorables ediles
mucho conocimiento en temas educativos.
Quizás si la soberbia no primara tanto en nuestra política debería
invitarse a la comunidad educativa a pensar, qué hacer con la educación
en nuestro distrito