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Mi nombre es Luis Sellán; profesor en historia y periodista vocacional. Este es un espacio pluralista,independiente y con opinión, De politica,cultura y sociedad, un lugar donde sembrar ciudadanía.Mails y comentarios a luis.betoluis.sellan@gmail.com

martes, 10 de mayo de 2011

OPINIÓN POLÍTICA


RECUPERAR  EL DEBATE
EL CONGRESO A PLENO

 POR: Lic. ALICIA TORRES
(Referente Coalición Cívica Tres de  Febrero)

 Existe una opinión bastante generalizada acerca de que en Argentina, en verdad en América Latina, resulta imprescindible recuperar un debate político profundo, en vistas a que, más allá de la invalorable recuperación de la Democracia, se hace evidente que la evolución en las últimas décadas es desalentadora y que la situación actual es sumamente crítica.
 Lo que se reclama es un verdadero debate ideológico, no los superficiales debates de los que tenemos continuos ejemplos en los medios, que se reducen a confrontaciones circunstanciales, acotadas, que sólo confunden, buscan marketing político y no aportan nada significativo.
 La proclamada muerte “discursiva”  de las ideologías que irrumpe con la llegada avasallante del neoliberalismo impuso sin embargo su propia  ideología sólo que velada por la irrupción irrefrenable de la técnica y de un saber que se mostraban desligados de las ideologías tradicionales a las que responsabilizaban de los irresueltos problemas sociales y económicos. De más está resaltar las nefastas consecuencias conocidas, que provocara la aplicación de tales políticas neoliberales.

       A propósito de la ideología Carlos Strasser reclama “la necesidad de la ideología como discurso que reduce la realidad, siempre tan compleja, a mapa indicativo, a realidad compleja tal como puede entendérsela y enfrentársela o sea tal como puede ser abarcativamente manejada”.
El problema es que junto con las ideologías, señala muy claramente Strasser, se han diluido los grandes temas. ¿Qué Democracia queremos?, o bien ¿es posible la Democracia? ¿Qué idea tenemos hoy acerca del Estado y que papel debe cumplir éste?. Ya nadie discute el capitalismo y ni hablar del socialismo.
 Y a propósito agrega: “se trata de que los intelectuales recuperen un rol y una responsabilidad social y política; un papel, por lo pronto, de creatividad y producción ideológica. ¿Dónde estamos ahora, en qué medio vivimos, qué países y qué sociedades queremos. Probablemente sea preguntar mucho, ¿pero, se puede y se debe preguntar menos?. A la condición actual de nuestros países y de la población latinoamericana ¿qué decimos a este propósito y qué proponemos?.

Adhiero al pensamiento de Strasser cuando dice: “se nos da y tenemos la palabra, de modo que hablemos. Sin falsos pudores académicos. ¿O dejaremos que incluso la palabra y el sentimiento se arrastren inercialmente en nuestro tiempo y contexto?”.

Si de ficción se tratara, podríamos decir que la zaga protagonizada por los distintos Partidos de la oposición no da respiro y que indudablemente cada capítulo es impredecible. Candidatos a Presidente que ayer se presentaban a la sociedad con su promesa electoral de ser la única opción posible al oficialismo, hoy declinan sus pretensiones y mudan su objetivo a distintos Distritos a los que pertenecen, obedeciendo a los dictados de las “supuestas encuestas” y tratando de esquivar la contundente derrota que les esperaría a nivel nacional.

Pero lo cierto es que no se trata de ficción, y es por eso que los hechos resultan patéticos.

 Como expresara Marx en el 18 Brumario, una vez más, la historia se repite 2 veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. Y esta nueva “Alianza” que se construye con el objetivo prioritario de aniquilar al kirchnerismo, hablo de Alfonsín, De Narváez, Macri, es sin dudas una farsa.
       Existen condiciones que hacen posible establecer un paralelismo con aquella circunstancia histórica de 1999. Y es que como en aquella ocasión, vuelve a pensarse en la posibilidad concreta, en las próximas elecciones, de poner fin a una Gobierno que se ha mostrado incapaz de encarar las transformaciones estructurales en vista al logro de una sociedad más democrática, más igualitaria, más justa.
       El problema es que también como en aquella ocasión, no se advierte que la derrota de un Gobierno no puede constituir el objetivo central de una construcción opositora y es por ello que una vez más son escasas las probabilidades, aún con el éxito electoral, de lograr la viabilidad de un Gobierno alternativo al kirchnerismo.
       La profunda crisis de representatividad que los partidos tienen hoy en una sociedad absolutamente fragmentada se traduce en la incredulidad generalizada de la gente respecto al voto, lo que revela una preocupante desconfianza en la política.

  Frente a este escenario, ante el desesperado rejunte de aquellos que pensábamos imposibles de conciliar, reivindicamos más que nunca  la intransigencia moral  de los principios de Alem, la necesidad de construir  un proyecto de Nación contrahegemónico sólo posible con una sólida defensa de nuestras convicciones sostenidas en el respeto por los valores republicanos, en la decisión de dar batalla real a la corrupción, en la ejemplaridad de la conducta honesta de los gobernantes orientada hacia la ética de la solidaridad,  en el compromiso  de lucha por la conquista de la libertad con igualdad.
       
Y ES PORQUE ENTENDEMOS QUE NO PUEDE HABER CONTRAHEGEMONIA SI LOS PODERES QUE SOSTIENEN LA CORRUPCION SIGUEN INTACTOS, NO ES POSIBLE CONSTITUIR UNA ALTERNATIVA AL ACTUAL GOBIERNO SI QUIENES SON PARTE CONSTITUTIVA DEL PROYECTO SON REPRESENTANTES DE LA DERECHA A LA QUE FIRMEMENTE HACEMOS RESPONSABLE  DE  UN MODELO DE EXCLUSION, DE INJUSTICIA Y DE DESIGUALDAD PROFUNDAS.

     La responsabilidad hoy exige no sólo denunciar ante la sociedad el peligro que conlleva un modelo sustentado en la corrupción de sus funcionarios, en la connivencia entre poder económico, poder político, jueces, policías, sino también advertir que no será posible ofrecer garantías de modificar tal estado de cosas mientras los actores que se propongan como alternativa sean parte del problema. 
     Es en este sentido que ni De Narváez, ni Macri pueden hoy ser los cuestionadores de un modelo al que contribuyeron a sostener como partícipes del menemismo de los 90` .

     La intransigencia política de Carrió tiene un hondo contenido moral, porque trasciende la contingencia, porque no cede ante la tentación del triunfo electoral, porque privilegia la honestidad de asegurarle a la sociedad que las promesas de un candidato luego deben ser cumplidas.

     Por eso, HOY MAS QUE NUNCA, FUERZA Y ADELANTE . SIGAMOS TRANSITANDO ELO CAMINO DE LAS CONVICCIONES.


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