NISMAN Y CRISTINA |
Por:Luis Sellán
Los argentinos somos muy propensos a “comprar” clisés, desde
aquel nefasto: “Somos derechos y humanos” de la dictadura militar y que muchos
compatriotas lucían orgullosos en las lunetas de sus autos, pasando por el “Si
a la Crotoxina”-una droga que a base de veneno de víbora prometía la cura del
cáncer, resultando finalmente un auténtico fraude- pero que sirvió como algo
más para horadar al alfonsinismo en la década del 80. Ahora hemos comprado
otro, basado en el slogan de “Je suis Charly Edo”, me refiero al de: “SOY
NISMAN” que hace obviamente referencia
al fiscal recientemente encontrado muerto, y que a un mes del hecho todavía no
sabemos si se suicidó, lo mataron o que pasó realmente.
Sobre el fiscal, la periodista del diario La Nación, Teresita
Dussart, insospechada de ser kirchnerista, asegura en una nota publicada en su
blog(*) lo siguiente: “(…) la muerte también es una forma de entrar en la
leyenda. Seguramente la muerte caratulada como dudosa del fiscal Alberto Nisman
sea (…) Escandalosa porque sobreviene después de haber el difunto creado una
expectativa importante, a más de un título, a raíz de su denuncia contra la
presidenta de la República y algunos de sus adláteres. Pero la muerte de Nisman
lo hace también entrar en una leyenda, la de un “mártir”, incansablemente
abocado en la búsqueda de la verdad y la independencia de la justicia. Algo que
no fue ni a medias, a lo largo de estos diez años de complicidad, de intrigas,
de silencios culpables que tanto favoreció la impunidad. Nisman fue uno
de esos tantos casos de servidumbre voluntaria dentro de la alta función
pública, a cambios de muchos privilegios”. Resumiendo, Nisman
precisamente no orinaba agua bendita, era parte de un sistema judicial
cuestionado y que en cierta medida fue cómplice
y funcional de esta “década ganada” y de muchos años anteriores también.
La muerte dudosa del fiscal ha hundido aún más al gobierno en
su propio microclima metastásico, de negación de la realidad y de poner las
culpas en el otro no haciéndose cargo ni esbozar el menor atisbo de
autocrítica. Una conducta peligrosa si hablamos de un psicópata, pero también
cuando se trata de un gobierno que de este modo se aleja de la realidad y solo
se escucha a sí mismo y cree y hace creer a los suyos peligrosamente que los
demás somos todos enemigos.
Pero también esta terrible e inconcebible muerte, que se
agrega a la serie de impunidades y corrupciones que rodean la masacre de la
AMIA, provocó la reacción de una sociedad que no tiene la menor duda y cree que
el fiscal ha sido asesinado y por consiguiente le ha dado el carácter de mártir
que señala la periodista precitada, sin importarle los otros matices que pintan
el caso.
Este 18 de febrero un grupo de fiscales, algunos de ellos
bastante cuestionados por su participación en la causa AMIA y en otros asuntos,
han organizado una marcha de silencio para homenajear al fiscal muerto y
repudiar la falta de justicia. A esta misma marcha se han plegado, importantes
sectores de la sociedad que irán motivados legítimamente por Nisman y el pedido
de verdad y justicia pero también por otros sentimientos alejados de este hecho
pero conducidos por el hartazgo hacia un gobierno. Pero lamentablemente se
unirán algunos actores de dudosa reserva moral y ética, desde candidatos a
presidentes procesados por espionaje (Macri), hasta personajes marginales como
Pando, que reivindica el terrorismo de estado y la apropiación de bebes durante
la dictadura militar, O el impresentable del “tata” Jofre, ex jefe de la side
en épocas de Menem ni más ni menos y que además agregó a la petición
generalizada una muy particular: “Libertad a los pobres viejecitos condenados
por crímenes de lesa humanidad”.
Estas presencias, entre otras, hacen correr el riesgo que una
marcha legítima en búsqueda de justicia y rápido esclarecimiento de esta
terrible muerte se transforme en una comparsa siniestra convirtiendo al 18F en
un auténtico carnaval de la más rancia derecha argentina. Haciéndola funcional
además al pretexto absurdo de victimización que hace el gobierno cuando alienta
los fantasmas de un llamado golpe blando.
La verdad que no tengo ganas de “comprar” el cartelito de:
“SOY NISMAN”, y además como lo ha dicho muy bien el Premio Nobel de la Paz
1980, Adolfo Pérez Esquivel: “Algunos de los que convocan a la marchan
nunca le importaron los derechos humanos y la verdad y la justicia y pretenden
sacar réditos políticos” además agregó: “Le pido al gobierno que sea prudente y
le lleve serenidad al pueblo y que trabaje para un pronto esclarecimiento sobre
qué pasó con Nisman”. Nadie puede creer que el premio nobel sea
kirchnerista, ha sido un furibundo crítico de la política de derechos humanos,
sobre todo en la cooptación que se ha hecho de algunos organismo.
Espero por el bien de todos, que este miércoles todo sea en
paz, por la búsqueda de la verdad y la justicia pero que más allá de las
coyunturas políticas que son totalmente efímeras tengamos bien presente con
quienes no debemos caminar nunca más.
(*)http://relacionesinternacionales.co/2015/01/20/nisman-actor-sintoma-y-victima-de-una-side-mafiosa/
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