POR LUIS SELLÁN
MOTOCICLISTA LLEVA A UNA JOVEN ASESINADA |
A la hora de analizar la crisis en Venezuela desde aquí, cometeríamos
un error si lo hacemos solamente desde la visión pequeña y sesgada de 6/7/8 y
Luis Delia o Telenoche y otros “notables” de la comunicación y la política
argentina. Creo que la situación en la República
bolivariana nos debe hacer repensar sobre que es la democracia y que entendemos
cuando hablamos de ella, teniendo en cuenta que en Venezuela hoy ambas facciones en pugna se
acusan mutuamente de autoritarios y fascistas y se culpan de las muertes que
hoy riegan de sangre la tierra del
hermoso país caribeño.
COLLAGE QUE REPRESENTA LA ICONOGRAFÍA CHAVISTA |
EL CHAVISMO: Este movimiento
surgió bajo el liderazgo de Hugo Chávez a partir del fallido golpe de estado
febrero de 1992 contra el presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez,
quien en la década del setenta durante su primer mandato (1974/1979) tenía popularidad
por ser un hombre del progresismo que hizo que Venezuela fuera un bastión de la
defensa de los derechos humanos, y ser considerada la Arabia Saudita del caribe
debido a los réditos obtenidos por la renta petrolera. Muchos argentinos,
debido a esa popularidad humanista, se cobijaron en ese país durante la última
y sangrienta dictadura militar. Sin embargo la crisis económica que afecto a
Venezuela a fines de la década del ochenta; durante el segundo mandato de Pérez;
y los escándalos de corrupción que concluyeron con su destitución y
encarcelamiento provocaron el alzamiento militar, que si bien fracasó y terminó
con la cárcel para su líder por dos años, significó los cimientos del
movimiento chavista que gobernaría a partir de fines del siglo XX.
Años después Chávez fue
indultado por el octogenario presidente Calderas, que le permitió convertirse
en una alternativa política y llegar al poder en el año 1999, inaugurando la
etapa del denominado “socialismo del siglo XXI” y de la República bolivariana. Muy
pocos recordarían en ese tiempo que Chávez había surgido como consecuencia de
una intentona golpista contra un presidente elegido por el pueblo, un gobierno
corrupto; si, tan corrupto y desprestigiado como la mayoría de la dirigencia
política tradicional venezolana, pero elegido por el pueblo, al igual que
Maduro. Todos presidentes de un país rico pero con una pobreza lacerante,
propia de las desigualdades de nuestros pueblos latinoamericanos.
Chávez impuso con una verba prodigiosa, un carisma
inigualable y una vasta cultura un nuevo estilo de política latinoamericanista,
fue un retorno al discurso olvidado durante el reinado del neoliberalismo y las
dictaduras de la patria grande americana. Se acercó al socialismo castrista y
bregó incansablemente por un cambio de paradigma político en su país y en el
continente, lográndolo en cierto modo. Quizás
el momento más álgido y brillante de su accionar fue la cumbre de las Américas
en Mar del Plata y su decidido repudio al ALCA, donde unió a toda la izquierda
latinoamericana en un sólo abrazo de integración y soberanía. Chávez volvió a
hablar de América unida y emancipada, y eso no fue poca cosa tras el vendaval
neoliberal que azotó la historia reciente de nuestro continente, una historia
que parece estar condenada a procesos cíclicos interminables.
Sin embargo los
caminos de la democracia chavista fueron ambiguos, reformó la constitución
donde impuso la revocatoria de mandato por pedido popular-hecho que espantaría
a más de un demócrata republicanista-se sometió a un plebiscito popular para su
reelección en el 2007 que perdió, aunque en el 2008 finalmente pudo imponerse y
lograr la reelección “eterna”. Fue duro con la oposición y acusado de ejercer
un control policial sobre la misma como así también la prensa, canceló
licencias de radio y TV y limitó la venta de papel para diario. Ejerció un
relato revolucionario imitando a la revolución cubana, recreando la figura del
pionero revolucionario aunque allí no haya habido un manifiesto de Sierra
Maestra ni una revolución, ni guerrilleros revolucionarios, sino una mera
construcción de simbología revolucionaria. En este sentido el gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner suele caer en imitar esas demostraciones
simbólicas, por ejemplo en el día de ayer en oportunidad de una de sus
habituales cadenas-que se parecen al programa Aló Presidente que hacia el fenecido
Hugo Chávez-estaban sentados detrás de la presidenta un grupo de jóvenes
vestidos a la usanza de pequeños pioneros chavistas.
Finalmente el cáncer termina con su vida, joven, en plenitud
todavía y por esa manía que tiene los lideres populista que no permiten que ni
siquiera en la muerte surja alguien que los eclipse-como Perón con Isabel-
eligió a Maduro como sucesor. Con Chávez fuera de este mundo terrenal el sueño
de la revolución chavista empieza ineludiblemente a desvanecerse y quizás otro
ciclo empiece a aparecer en el firmamento de la nación caribeña.
¿COMO ENTENDEMOS LA DEMOCRACIA?
PRESIDENTE MADURO |
LIDER OPPOSITOR CAPRILES |
La oposición venezolana también decidió no participar en una
de las elecciones años atrás y dejar al
chavismo con el poder absoluto y creyeron en las últimas elecciones
parlamentarias que ganarían y tendrían
la suficiente fuerza para forzar una revocatoria de mandato- que es un
procedimiento constitucional-. Al no conseguirlo ha decidido salir a la calle
como prueba absoluta de impotencia e incapacidad política.
De todos modos las
imágenes que hemos visto-y no vamos a entrar en analizar quien propaga esas
imágenes porque son elocuentes- son espantosas, una sociedad militarizada, con
para-militares disparando y asesinando jóvenes y reprimiendo a manifestantes
desarmados, y eso es violación de los derechos humanos, y estos no son de
derecha ni de izquierda, el terrorismo de estado es abominable,
independientemente de quien lo practique y debe ser repudiado. Por eso es inentendible que cierta
izquierda argentina y el gobierno nacional siga defendiendo incondicionalmente la
represión de Maduro, qué a decir verdad es más moderado que el dirigente Luis
Delia quien propuso fusilar al dirigente opositor López, que más allá que sería
una locura si eso sucediera, pondría a la oposición en el escenario que quizás
más le seduce, la de mártir. Ya la cárcel de este nuevo emergente de la
oposición venezolana los pone en el papel de víctima que irá creciendo proporcionalmente
a los días dure la prisión del
dirigente.
Lo que hay que defender en Venezuela es la institucionalidad,
la democracia y la legitimidad política, no en particular a Maduro, la
república y la democracia es lo que importa y esta violencia de ambos lados la está
poniendo en grave riesgo.
La democracia en Venezuela
y en toda Latinoamérica se mejora democratizando la democracia, es decir con la irrestricta
vigencia de los derechos humanos, la justicia, el respeto por las instituciones,
el fin de la corrupción. Pero fundamentalmente con la profundización de la
justicia social, la distribución del ingreso, la igualdad de oportunidades. Porque no hay democracia si esta se
trasforma en un banquete de opulencia y obscenidad, donde mientras unos pocos ya
van por el postre, la mayoría del pueblo todavía no ha podido tocar un solo
cubierto.
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